martes, 29 de enero de 2008


Todos los principios no son iguales, o la esencia de los modelos de excelencia


Aquellas organizaciones que se plantean, de un modo sistemático, conseguir resultados excelentes, tienen como modelo los denominados modelos de excelencia.


En nuestra cultura, la europea, el modelo hegemónico es el modelo de excelencia de EFQM. En la cultura americana, el modelo prevalente es el modelo Malcolm Baldrige. Normalmente, todos estos modelos siguen un mismo esquema: enfatizan una serie de principios, que son , obviamente bastante abstractos, y establecen un sistema de medida que pretende establecer hasta que punto se siguen los expresados principios, y que guían a las organizaciones hacia su seguimiento.

Si comparamos los principios que guían los modelos de excelencia más usuales, e incluso aquellos en que se basan las normas ISO, vemos que son muy parecidos:



Por otro lado, observamos que muchos de estos principios están muy claramente relacionados entre sí: Unas personas implicadas y que aprenden seguramente serán innovadoras, y por otra parte es obvio que gestionarán por hechos; una empresa innovadora seguramente será ágil, del mismo modo que será fácil que esté enfocada hacia el futuro.. y al revés, seguramente una empresa poco innovadora aburrirá a sus mejores trabajadores, que, tan pronto como puedan, se iran a alguna parte en que se planteen retos profesionales más de acuerdo con sus aspiraciones.. Esto significa que, en el fondo, todos los modelos están bastante de acuerdo en cómo son las empresas excelentes, y está claro que, se emplee el modelo que se emplee, o incluso sin emplear formalmente ninguno, las empresas excelentes seguirán de algún modo aquellos principios que aparecen en el cuadro.

Es más, algunos de los aspectos que no aparecen explícitamente citados son realmente implícitos en los modelos: por ejemplo, EFQM no cita la perspectiva de sistema o enfoque sistémico, aunque en todo su desarrollo posterior considera las organizaciones como sistemas: los agentes producen resultados, tanto agentes como resultados están profundamente relacionados entre ellos..

Así pues todos estos modelos, y nosotros con ellos entendemos que las organizaciones siguen una lógica sistémica. Pues bien, en una lógica de sistemas los principios ( o los hechos en que estos se sustentan) no aparecen paralelamente y al mismo tiempo en una organización: los unos se sustentan en los otros, y, lógicamente, algunos anteceden a otros. Es decir, se empieza por alguna parte, y, por otro lado, si no existe una base sustentadora, no se establece el sistema en equilibrio.

Basándonos en la observación de un buen número de organizaciones excelentes – sigan el modelo que sigan , o sin seguir formalmente ninguno - planteamos que toda la estructura de principios que se automantienen parten de un “círculo virtuoso”, este círculo virtuoso consistiría en un buen equipo humano (profesionales competentes y exigentes), que participan en un proyecto entendido como propio y capaz de generar entusiasmo. Así pues, el binomio que planteamos como fundamental es el equipo humano orientado y cohesionado por un proyecto que valga la pena. En este sentido es, pues, fundamental, para construir organizaciones excelentes, la presencia de un liderazgo capaz de generar una visión compartida, acerca de un proyecto singular. Si se tiene esto, los demás principios se cumplirán automáticamente. Así pues, es importante que, al plantear una organización que quiera ser excelente, es necesario ver alrededor de que idea y cómo vamos a vincular al equipo. Esta es una tarea pluridisciplinar, en que los expertos ingestión de personas y un liderazgo no pueden estar ausentes.

Si deseas mas información, mi nombre es Josep Julià, puedes dirigirte a mi a través de e.trobada@gmail.com , muchas gracias por tu atención.


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